Primera transmisión

Transmisión de prueba afinada
Jaime Yankelevich logra la aceptación de Perón de importar equipos de transmisión televisiva. El toque final provino de Eva Perón, quien luego de escuchar de las bondades de los nuevos equipos importados de Estados Unidos dijo: "Sí, sí, todo muy lindo pero yo lo que quiero es que televisen el acto del Día de la Lealtad". A principios de septiembre de 1951, desde el Ministerio de Comunicaciones, el Ministro de Comunicaciones Oscar Lorenzo Nicolini, les comunica a los directivos de LR3 que, las pruebas de ajuste y calibración de los equipos estaban aprobadas, y que el 17 de octubre, se salía al aire desde Plaza de Mayo, agregando. "...es expreso deseo de Eva Perón...". Así, Argentina sería el segundo país en el continente en poseer la nueva tecnología, la caja mágica.
El propietario y director general de LR3 Radio Belgrano, Jaime Yankelevich, había importado de Estados Unidos el equipo transmisor Bell, las cámaras Dumont, y la antena emisora de polarización horizontal de 50 m (montada en el edificio del Ministerio de Obras Públicas, MOP, en Avenida 9 de Julio). El 24 de septiembre de 1951, Enrique Telémaco Susini, director de la transmisión, pone al locutor Fito Salinas delante de cámara con un libreto y con un trío musical Los Prado, completando de 10 a 13 tres horas de transmisión de prueba. Aunque los receptores de TV estaban ubicados en marquesinas, de conocidos comercios, a no más de 500 m de la planta transmisora, generando los primeros días solo 500 w de salida, la señal se perfeccionó hasta los 40 kW, con llegada perfecta a los Partidos circundantes a Buenos Aires (probablemente unos 40 km de radio). Por la tarde continuaron la transmisión con otros locutores de Radio Belgrano.

Primera transmisión oficial
Se efectuó desde la Plaza de Mayo, el 17 de octubre de 1951, a propósito del Día de la Lealtad. El enlace, entre el equipo portátil de cámaras y el estudio central, fue a través de un cableado improvisado.
Eva Perón pudo, por 1ª vez en 24 días, levantarse de su lecho para asistir vestida de negro al acto. La CGT le entregó a una debilitada Evita la Distinción del Reconocimiento y, el Presidente Juan Perón, la Gran Medalla Peronista en Grado Extraordinario; sostenida de la cintura por Perón. Habían sido necesarias dosis de calmantes -aplicadas por el ministro de Educación, Raúl Mendé- para que pudiera pronunciar un breve discurso, a modo de testamento político: "[...] les agradezco todo lo que han rogado por mi salud; espero que Dios oiga a los humildes de mi patria para volver pronto a la lucha y poder seguir peleando hasta la muerte [...]". En el discurso de aquel día, Eva nombró nueve veces a su propia muerte. Ese discurso es considerado por muchos como su testamento político.